
Empecé a entrenar con 8 años, en el colegio Virgen de Atocha. Con 9 años ya empecé a competir primeramente en un equipo mixto, tras un año en este equipo, comenzamos a jugar en un equipo femenino también en este colegio. Pertenecí a este club hasta junior. Fueron durante estos años donde aprendí muchos de los valores que hoy en día tengo como jugadora, compromiso y trabajo diario como piezas fundamentales para el buen funcionamiento como equipo.
En estos años competimos a gran nivel. Concretamente recuerdo el año que jugamos en preferente. Parece que fue ayer cuando nos enfrentábamos a equipos como Canoe o Estudiantes. Físicamente mucho superiores, pero a nivel equipo, nadie podía mas que nosotras. Durante este año, a pesar de perder la mayoría de los partidos, aprendimos mucho. Otro recuerdo imborrable son los dos viajes que hicimos a Torremolinos para jugar el campeonato de España de Escuelas Católicas. Uno de los dos años que viajamos hasta allí, nos trajimos la copa de campeonas de España a Madrid.
Además tengo que hacer referencia a un entrenador en concreto, con el cual compartimos tres años que a nivel competitivo fueron maravillosos, pero mucho mejor a nivel personal. Todas y cada una de nosotras aprendimos a ayudarnos como compañeras y a saber dar cada día lo mejor de nosotras en el campo. Esta idea hizo que como equipo nos uniéramos y no hiciéramos mucho más fuertes.
Posteriormente formamos un equipo en Spínola Chamartín, la mayoría de nosotras éramos compañeras en Virgen de Atocha.
Actualmente juego en CDV, en un equipo nuevo, con nuevas compañeras. El trabajo que hacemos durante la semana se ve totalmente reflejado en los partidos. Entre las jugadoras, tenemos buena relación al igual que con el entrenador, por lo que tenemos un buen ambiente. Esto siempre ha sido lo que más me ha gustado de pertenecer a un equipo, el trabajo diario y la buena relación entre todos genera en la gran mayoría de las ocasiones buenos resultados.
Para competir, el trabajo diario es fundamental, por lo que siempre he sido bastante comprometida con el equipo, al igual que la mayoría de las compañeras con las que he estado.
En definitiva considero que las claves para que un equipo funcione son confianza, ayuda, trabajo y compromiso con el equipo.
Este curso he empezado a entrenar aun equipo de niñas, donde he aprendido mucho. Las niñas me han enseñado a que hay que saber esperar y que el trabajo como entrenador no es tan fácil como antes pensaba. Afortunadamente comparto esta experiencia con una persona con la que he compartido la mayoría de mis años en el baloncesto y con la que tengo gran relación no solo a nivel competitivo sino además como amigas. La relación tanto con las niñas como con mi compañera, Lucía, es muy buena por lo que cada lunes y miércoles que entrenamos compartimos momentos no solo de aprendizaje sino que además nos divertimos.
